La sociedad de los azúcares añadidos.





Si somos lo que comemos y esta afirmación la trasladamos a la sociedad, podemos decir que somos una sociedad excesiva e insanamente “edulcorada”.

Ya la OMS ha alertado sobre el exceso de azúcares en nuestra dieta cuyo consumo se ha duplicado en los últimos 40 años y del que, probablemente, no seamos totalmente conscientes, pues esta camuflado en diversos alimentos de uso común durante su procesado.

La realidad es que los azúcares añadidos están presentes en practicamente la totalidad de estos alimentos procesados, aun cuando sean de sabor salado. Bebidas, pan de molde, bollería, galletas, cereales, zumos, salsas, precocinados, productos lácteos, embutidos, hamburguesas. Por supuesto en chuches y chocolates…

La Organización Mundial de la Salud recomienda que los azúcares añadidos no superen el 10% de nuestra dieta diaria. Sin embargo, tomar un único refresco de cola supone ya consumir un 54%. En algunas galletas infantiles si unificásemos el azúcar, por cada tres galletas, una sería totalmente azúcar. Es este aporte excesivo e innecesario de azúcares en un solo producto lo que muchos sectores de la salud están reclamando regular desde los gobiernos.

Pero ¿a qué se debe este uso indiscriminado de edulcorantes artificiales? Pues ni más ni menos que al propósito de la industria alimentaria de potenciar el sabor de sus productos haciéndolos más apetitosos y deseables. Y tal vez lo consigan en cuanto al sabor, pero en absoluto son deseables las consecuencias de su consumo por dos motivos fundamentalmente.

El primero es lo perjudiciales que son estos azúcares para nuestra salud. Causan obesidad y sobrepeso y sus enfermedades relacionadas, como las dolencias cardiovasculares o la diabetes. Así mismo, se ha demostrado que estos azúcares pueden causar cáncer y daño hepático.

El segundo motivo es lo adictivos que son los edulcorantes artificiales. Con cada ingesta de azúcares nuestro paladar pierde su capacidad de degustar el sabor dulce. Por tanto, cada vez necesitamos más azúcar para que lo que comemos nos sepa bien. Esto es muy visible en los niños. Si están acostumbrados a zumos industriales, yogures azucarados, chuches, bollería, etc. no encontrarán apetitosa la fruta natural, cuyos azúcares son sanos y necesarios, y la rechazarán al notarla ácida o agria.

Por tanto, consumir estos productos habitualmente supone un perjuicio presente y futuro.

A estas alturas y habiéndose demostrado lo perjudicial de esta practica industrial, lo razonable sería limitar mediante legislación el uso de estos azúcares, además de invertir en educación de padres y niños en el consumo de productos naturales, sin procesar, para ingerir el azúcar natural de la fruta, verduras, legumbres, cereales, etc. lo que supondrá un aporte en cantidad apropiada, necesaria y saludable.

Fuentes consultadas: 20minutos.es y que.es

Imagen: adelgazarapidoweb.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario