Alimentos enriquecidos ¿Quién se enriquece?






Yogures con L-Casei, cacao en polvo y cereales con vitaminas, galletas con jalea real, leche con omega 3… Los productos enriquecidos han invadido los últimos años las estanterías de los supermercados y no sólo en los productos alimenticios pero ¿son tan enriquecidos como dicen? Y sobre todo ¿son sus efectos para nuestra salud tan positivos como promete su publicidad?

Los efectos positivos de estos alimentos sobre nuestra salud están muy cuestionados por los expertos nutricionistas de nuestro país que ven como sólo por añadir en mínimas cantidades una vitamina o mineral, ya se puede etiquetar el producto como enríquecido, cuando una cantidad tan ínfima prácticamente pasa desapercibida para nuestro organismo. Eso sí, este tipo de artículos aumentan su precio de forma totalmente desproporcionada…

Son muchos los alimentos enriquecidos que además aseguran poder paliar dolencias como el alto colesterol o fortalecer nuestro sistema inmunológico, pero lo cierto es que estos efectos no se han podido demostrar con la suficiente rotundidad científica. Sí debemos decir que, al menos estos componentes tampoco se han demostrado perjudiciales para la salud.

Lo que sí sucede en numerosas ocasiones es que estos artículos contienen altos niveles de azúcar. Los casos más escandalosos se encuentran dentro de las bebidas energéticas, muy consumidas por los jóvenes. En alguna de ellas en un solo refresco consumimos el equivalente a ¡13 sobres de azúcar! Esto es una bomba nutricional en toda regla que algunos profesionales de la salud están demandando legislar convenientemente.

Lo que debemos saber con respecto a los productos enriquecidos es que, en una dieta saludable en la que se consuman habitualmente frutas, verduras, legumbres, cereales, pescado y carnes estos productos son absolutamente innecesarios. Por poner un ejemplo diremos que la vitamina C añadida en un producto enriquecido es tan baja que sólo consumir una naranja nos aportaría siete veces más. Y así, con casi todos los nutrientes añadidos. Basta con consumir el producto fresco que lo contenga para adquirirlo en cantidades mucho más altas.

Por tanto, lo más recomendable para no tener carencias nutricionales es alimentarnos saludablemente y con producto fresco, rico en todo aquello que necesita nuestro organismo de forma natural. Y por si fuera poca razón, además estaremos comprando alimentos mucho más baratos, lo que se dejará sentir en nuestra economía doméstica.

Fuentes consultadas: “Vamos a comprar mentiras” José Manuel López Nicolás.
Imagen: vitonica.com

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