En los últimos días una
advertencia de la OMS
sobre el consumo de carnes procesadas y rojas ha sido noticia de portada,
protagonista de debates y trending topic en redes sociales. Pocas veces un anuncio
de este organismo ha producido tanta controversia a nivel mundial.
El estudio, realizado por
su Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, analizó 800 trabajos
científicos y reunió a 22 expertos de diez países que vieron “evidencias suficientes”
de que el consumo de carne procesada provoca cáncer colorrectal, posicionando
estos productos al mismo nivel de riesgo que el tabaco, el amianto o la
contaminación ambiental. Las carnes rojas son incluidas un escalón por debajo,
porque considera que los indicios de estas carnes son “limitados".
Dentro de estas carnes
procesadas se encuentran aquellas que han sido transformadas a través de la
salazón, el curado, la fermentación, el ahumado y otros procesos para mejorar
su sabor o conservación. Las carnes consideradas rojas son las de ternera,
cerdo, cordero, caballo y cabra.
En nuestro país, donde
curados como el jamón o guisos tan populares como el cocido con embutidos
forman parte de nuestra cultura culinaria, se han levantado todo tipo de voces
a favor del consumo de estos productos. Además, el sector cárnico es muy
importante a nivel económico, pues supone el 20% de empleos dentro de la
industria alimentaria. Y lo cierto es que la OMS no desaconseja su consumo,
pero sí recomienda un consumo muy moderado, limitando su ingesta a dos comidas
por semana, hábito alimenticio que invertiría la tendencia creciente del consumo
cárnico avalado por numerosos estudios a nivel mundial que demuestran como,
según crece la posición económica de los países, crece también su consumo de
carnes y sobre todo de alimentos procesados.
Desde
hace años los nutricionistas hablan de las bondades de nuestra dieta
mediterránea donde están incluidas recetas tan populares como el cocido con morcilla
y chorizo, pero donde los productos estrella son las verduras, frutas, legumbres
y cereales... Tal vez no se trata de cambiar nuestra dieta, sino de volver a la
forma de comer tradicional evitando las soluciones culinarias rápidas como las
salchichas, los platos de embutidos o los precocionados que suelen incluir este
tipo de carnes.
Lo
más recomendable para preservar nuestro natural estado saludable es cocinar
producto fresco y variado y, en esos casos eventuales en que nos apetezca una
hamburguesa por ejemplo, elegir el producto del establecimiento local con
obrador propio o la elaboración casera frente al producto industrial, y sobre todo, no
olvidarnos de la fruta, la verdura y las hortalizas como fuente de
vitaminas, minerales y fibra,
componentes de comprobado beneficio para nuestra salud digestiva entre otras.
Fuentes
consultadas: noticiasdegipuzkoa.com
Imagen: progcarne.com

No hay comentarios:
Publicar un comentario